25 de julio de 2014

IBM. Pretende vender los tratamientos oncológicos recomendados por Watson

El superordenador puede asimilar la literatura científica y generar dinero ofreciendo nuevos conocimientos sin necesidad de más personal
La atención oncológica en EEUU está en camino de sufrir una crisis, según advirtió la Sociedad Americana de Oncología Clínica en marzo. Se proyecta que los casos de cáncer se dispararán un 42% para el año 2025 a medida que envejezca la población de EEUU, aunque el número de oncólogos capacitados para tratarlos crecerá sólo un 28%. Este desajuste puede exacerbar las desigualdades existentes entre la atención que reciben los pacientes tratados por especialistas en los principales centros académicos y los otros muchos que reciben atención en clínicas comunitarias y hospitales, principalmente por parte de oncólogos generales.
El ganador de un concurso de televisión podría arreglar esta situación. 
  • Para IBM podría tener una importancia crítica que Watson superase la prueba. Los ingresos de la compañía han estado disminuyendo durante dos años, ya que el paso de la tecnología a la nube ha hecho que algunos de sus productos más importantes se queden atrás. La directora general, Ginny Rometty, ha prometido invertir 1.000 millones de dólares (740 millones de euros) en un nuevo grupo empresarial dedicado a la comercialización de Watson. Prácticamente, esta es la única posibilidad a la vista de darle la vuelta a la situación.
  • IBM y sus colaboradores están construyendo dos versiones de Watson entrenadas en oncología. El Centro del Cáncer Memorial Sloan Kettering de Nueva York (EEUU) está probando una versión beta para cáncer de pulmón, colorrectal y de mama. El Centro de Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas, en Houston (EEUU), utilizará una este verano que asesorará a sus nuevos colegas sobre tratamientos para la leucemia. Ambas versiones ayudan a los oncólogos a decidir un plan de tratamiento después de introducir los historiales médicos del paciente y cotejar la información con conocimientos adquiridos de revistas médicas, libros de texto y pautas de tratamiento.
  • La profesora de medicina genómica en el MD Anderson (EEUU) y líder del proyecto Watson en el centro, Lynda Chin, cree que en el futuro ese tipo de producto será altamente valorado por los oncólogos generales y las clínicas regionales de cáncer. "Los médicos están demasiado agobiados con el papeleo y los recortes de ingresos para estar al día con la última información publicada", afirma. Esto limita el grado de atención que pueden proporcionar los médicos y tiene consecuencias económicas: "Si no puedes tomar una decisión en base a tu propio conocimiento, tienes que enviar al paciente a otro especialista y eso altera el aspecto económico".
  • Este año se va a probar una versión de Watson en pacientes con tumores cerebrales del Centro del Genoma de Nueva York, con el objetivo dar a los oncólogos un amplio conocimiento del nuevo campo de la medicina genómica que de otro modo sería costoso de obtener. Esta encarnación de Watson sugiere opciones de tratamiento basadas en datos de mutaciones detectadas en el tumor de una persona usando la secuenciación genómica. La utilización de la secuenciación del genoma para guiar el tratamiento del cáncer acaba de convertirse en algo factible gracias a la caída de los costes de la tecnología (ver "TR10: Genómica del Cáncer"). Sin embargo, en la práctica las dificultades de la interpretación de los datos genómicos hacen que esté fuera del alcance de la mayoría de los oncólogos y clínicas.
  • Aunque es tecnológicamente impresionante, ninguno de los proyectos de cáncer en los que está involucrado Watson está generando aportaciones significativas a los accionistas de IBM, ni está ayudando a un gran número de pacientes con cáncer. Aunque los acuerdos con los centros sanitarios tienen por finalidad hacer que los productos sean comercializables, por el momento son inversiones en I+D, según afirma el líder de I+D del grupo de Watson, Michael Karasick, que anteriormente fue director del laboratorio de investigación de la compañía en Almaden, California (EEUU). "Los ingresos se producen cuando el producto sale al mercado", asegura.
Fuente:  MIT  Technology Review