Del nuevo libro “Mano dura, el Estado policial global, los nuevos fascismos y el capitalismo del siglo XXI” del destacado pensador, sociólogo, periodista y profesor en la Universidad de California, William I. Robinson, obra recientemente publicada por Errata Naturae Editores.
26 millonarios poseen más de la mitad de la
riqueza mundial
Sostiene el pensador norteamericano que a medida que el
neoliberalismo dispara las desigualdades hasta límites insospechados (los
veintiséis millonarios más importantes del mundo poseen hoy más de la mitad de
la riqueza mundial mientras dos mil millones de personas viven en situación de
pobreza), los individuos se vuelven "desechables". Ello conlleva la
existencia de una población excedente que supone una amenaza de rebelión para
la clase capitalista. En esta tesis del libro se defiende que para refrenar dicha
amenaza, se hacen ubicuos todo tipo de sistemas de control, rastreos
biométricos, encarcelamientos generalizados, barcos prisión, violencia
policial, persecución de migrantes, represión contra activistas
medioambientales, eliminación de prestaciones sociales, desahucios,
precarización de las clases medias, guerras estratégicas sustentadas por
capital privado.
Crisis del capitalismo
Derivado de todo ello, el Estado policial global no remite ya a un
mecanismo policial y militar, sino a la propia economía global como totalidad
represiva, cuya lógica es tan mercantil como política y cultural. Y, mientras
la codicia infinita de la clase dominante hunde al capitalismo en una crisis
sin precedentes (llevando la degradación ecológica y el deterioro social a su
límite absoluto), el neofascismo afianza su posición en ese Estado policial
global cuyo objetivo es la exclusión coercitiva de la humanidad excedente.
Basándose en datos estremecedores y argumentos incontrovertibles, William I.
Robinson demuestra hasta qué punto el capitalismo del siglo XXI se ha
convertido en un sistema absoluto de represión como único método para
mantenerse en pie más allá de sus contradicciones terminales, y defiende la
urgencia de crear un movimiento que trascienda los meros llamados a la justicia
social y ataque a la yugular.
Especialista en economía política y la
globalización
El autor del libro, el estadounidense William I. Robinson, nació
el 28 de marzo de 1959. Profesor de sociología en la Universidad de California,
su trabajo se centra en la economía política, la globalización, América Latina
y el materialismo histórico. Es miembro de la Misión Parlamentaria
Internacional y de la Sociedad Civil para Investigar la Transición Política en
Irak.
A principios de la década de 1980, Robinson trabajó como
periodista en Nicaragua, devastada por la guerra. Fue miembro de la Unión de
Periodistas Nicaragüenses.
Obtuvo la licenciatura en Periodismo en el Friends World College
en Nairobi (Kenia), Ibadan (Nigeria) y Costa Rica. Después de esto, recibió su
graduación en Estudios Latinoamericanos y su doctorado en Sociología en la
Universidad de Nuevo México. Muchas de sus obras han sido traducidas al
español.
Controversia en 2009 de actualidad ahora:
Gaza, Israel y antisemitismo
En 2009, Robinson reenvió un correo electrónico a su curso de
"Sociología de la Globalización", para estimular la discusión en
clase conteniendo fotos del ataque israelí de 2008 a Gaza paralelas a las fotos
de la ocupación alemana del Gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra
Mundial. El correo electrónico circuló ampliamente y se convirtió en objeto de
controversia en los medios de comunicación, después de que se revelara que la
Liga Antidifamación (ADL), un grupo generalmente considerado pro-Israel, aconsejó
a los administradores de la universidad que lo castigaran.
Una estudiante judía de la clase presentó una queja contra
Robinson diciendo que se había sentido intimidada por el correo electrónico. La
ADL criticó a Robinson, considerando el asunto como un caso de mala conducta
académica, mientras que California Scholars for Academic Freedom lo consideró
un caso de libertad académica. Robinson declaró que sus críticos habían
confundido sus críticas a las políticas israelíes con el antisemitismo.
"Eso es como decir que si condeno al gobierno de Estados Unidos por la invasión
de Irak, soy antiestadounidense. Es el argumento más absurdo e infundado".
Obviamente, este tema planteado en ese momento, el de confundir la
crítica al Gobierno de Israel con sus acciones belicistas contra la población
de Gaza, vuelve a la actualidad con los ataques genocidas ordenadas por
Benjamín Netanyahu contra la población gazatí.
Fuente: El Plural.com
POSDATA
No sé a que está esperando Netanyahu para llamar a consulta al
embajador de Estados Unidos, después de haberse constado por medio de la Casa Blanca, que Israel está matando civiles palestinos indiscriminadamente, tanto en Gaza como en Cisjordania.
Aunque quizás no lo haga nunca, porque los aviones y misiles que les regala todos los años por Navidad, pesan más que todos los derechos humanos y diplomáticos juntos
Y además no es obligatorio utilizar la misma vara de medir con todos los países y organizaciones supranacionales como la ONU, que llamen al cumplimiento del derecho internacional.
Pero sí que sería más justo y conveniente, que la totalidad de los países, cumpliesen con el derecho humanitario internacional, para así evitar volviese a producirse otro holocausto, en este caso con el pueblo palestino, como antes pasó con el pueblo judio o con el ucraniano.
Fuente: Redacción