18 de marzo de 2022

España, la política, la derecha y Vox.

 Quien me iba a decir que iba a escribir sobre estas cuatro palabras, solo cuatro pero que cuatro que diría el otro.

Las tres primeras son parte consustancial de la historia política de este país por lo menos en los últimos 200 años, pero la última, se ha introducido subrepticiamente en el vocabulario de todos los españoles, a hombros de un PP que ha servido de mula, para hacernos llegar la droga de la doctrina de la ultraderecha, que una parte de los españoles ya casi la teníamos olvidada y otra, la más joven, la desconocía.

Ahora, de la mano, primero de un Casado, hoy afortunadamente desaparecido para la política, y después de un Feijóo, que nos da una de cal y otra de arena, marcando distancia unas veces con Vox y otras, bendiciendo la doctrina de la ultraderecha, como la violencia intrafamiliar, la cual demoniza implícitamente la violencia de género, diluyéndola al incorporarla a la anterior, que no casualmente coincide con la postura de Vox. Como si no existiese el dato que el pasado año hubo 173.000 denuncias de agresiones a mujeres, por 20.000 denuncias de agresiones a otros integrantes en el seno familiar, que si no me equivoco representan ocho veces unas, respecto las otras.

Con estas premisas, el PP se ha lanzado en tromba a hundir el acorazado de los fondos de 20.000 millones de euros,  destinados durante los próximos 4 años, a la Agenda 2030 y a ayudar a sobrevivir a las mujeres de los ataques de la parte de la sociedad machista española. Con la escusa que son más necesarios para los refugiados ucranianos.

Pero no es así, señores y señoras del PP y Vox, pues utilizando su propia terminología religiosa y echando mano del refranero español, “no se puede desvestir un Santo, para vestir a otro”. 

Por que nadie niega la necesidad de ayudar a los refugiados ucranianos, y yo el primero aplaudo la idea, pero no acosta de quitar los fondos europeos para que las mujeres sin recursos puedan llevar a sus hijos a las guarderías, o para los comedores escolares de dichos hijos, o para la Agenda 2030. El dinero deberá proceder de otros fondos presupuestarios.

Así que, bien harían los y las celebrities del PP, en marcar perfil propio y no fiarse tanto de que las urnas les hayan dado antes la razón, en lugar de, simplemente someterse o plegarse a todas las propuestas de Vox que como siempre, de democráticas no tienen dada.

Aunque quien sabe si es para que les den trabajo, ahora que ven que Vox sube en las encuestas como la espuma y el PP baja en caída libre.

Lo digo porque eso de que un partido político se fagocite a otro, está muy de moda en la política española. Miren sino lo que les pasó a Ciudadanos con el partido popular, y ahora le toca al PP, ¡válgame Dios!  quien lo iba a decir (que diría mi abuela, que en paz descanse).

Fuente: Redacción