24 de noviembre de 2021

OPINION. El líder del PP se quita la careta de liberal de centro derecha

 Resulta inquietante que el señor Casado ande la noche del 20N en misas negras en memoria de Franco y del fundador de Falange española, José Antonio Primo de Rivera.

Los órganos mediáticos aseguran que el dirigente popular se confundió al acudir a la Iglesia del Sagrario, junto a la Catedral de Granada. Cualquiera puede meterse por error en un sitio inconveniente o políticamente incorrecto, darse cuenta donde está e irse por donde ha venido.

Por ejemplo, se imaginan a la Señora Merkel entrando por error en una misa aniversario de Hitler, ¿cuanto tiempo hubiese tardado en marcharse? Evidentemente no es lo mismo la derecha alemana, que no pacta con la ultraderecha, y la derecha española que sí, lo hace. Luego se atreven sin ningún reparo a juzgar al Gobierno por pactar con independentistas los Presupuestos Generales del Estado, como si estos pactos fueran demoníacos y los que hacen el PP con la ultraderecha estuvieran bendecidos por la Iglesia, que tampoco me extrañaría que así fuese, según vamos conociendo más detalles al respecto.

Sin embargo, el señor Casado decidió no irse, es más, se quedó hasta el final a pesar de que el cura estaba dedicando los santos oficios a la memoria del dictador. No se le pasó por la cabeza que era impúdico pedir cuatro padrenuestros y una avemaría en recuerdo a un dictador que causó miles de víctimas,  además de ser una exaltación del fascismo.

¿Al líder del PP no le supuso ningún dilema moral todo este despropósito religioso? Pues no, porque sencillamente al señor Casado o bien lleva el franquismo interiorizado en sus genes o bien no lo ve como algo malo, nocivo y perverso. Y porque a buen seguro el jefe de la oposición cree que los 40 años de dictadura fueron una época de orden, paz y prosperidad. Por eso no le repugna. Por eso pacta con Vox. Por eso no le asalta el remordimiento cuando ataca a los entristecidos republicanos que andan buscando los restos mortales del abuelo en fosas comunes. El señor Casado es así, y lo único que podemos hacer es no votarle, sino pensamos como él.

Nos gustaría poder concederle al líder del PP el beneficio de la duda  y pensar que se equivocó de iglesia, que el hombre no se orienta bien, que se pierde en cuanto lo sacan de casa, que él no quería estar allí. Pero llama poderosamente la atención que entre 23.000 parroquias, 87 catedrales y 639 santuarios de todo el país, terminara precisamente en un templo religioso donde se trata a Franco como a un santo. Todo ello, paradójicamente ocurrido solo unos días después de que la Iglesia de España, por boca del obispo Omella, pidiera perdón por los errores del pasado. Lástima que en ese listado de yerros y faltas no entrase el haber apoyado a un régimen dictatorial, que durante cuarenta años masacró a cientos de miles de personas, que no es precisamente un mandamiento de la Santa Madre Iglesia y que aún a día de hoy siguen apoyando, a juzgar por la misa de aniversario al dictador, puesto que en Alemania e Italia no están permitidos ese tipo de oficios religiosos  para homenajear a Hitler y Mussolini respectivamente. 

Como era previsible, el asunto ha levantado gran polvareda política. Pablo Echenique cree que el episodio es de “una enorme gravedad”. E Íñigo Errejón ha pedido que Casado suba a la tribuna de las Cortes para explicarse con urgencia. 

De momento, la Fundación Franco ya le ha agradecido su presencia en la Iglesia de Granada el 20N para rezar “por el alma de un cristiano ejemplar como Francisco Franco Bahamonde” y espera que ese gesto sirva para “normalizar” todas las actividades y reivindicaciones de la fundación cuando el PP llegue al poder (en clara alusión a reinstaurar el nacionalcatolicismo en España). 

EDITORIAL

Es imperativo que eseñor Casado, líder de la oposición española, acuda urgentemente al Congreso de los Diputados e informe de las circunstancias que concurrieron en su presencia en el mencionado acto religioso, que a falta de explicaciones, le despoja de la careta de liberal de centro derecha, situándole  a él y a su partido más allá  de la derecha. Y debiera, bien pedir perdón a las víctimas del franquismo o bien renunciar al acta de diputado, aunque a buen seguro lo mejor sería que hiciese ambas cosas.

Fuente: Diario16.com