Micropartículas
que bloquean la respuesta inmune del cuerpo a los tejidos lesionados podrían
servir para impedir más daños tras estos episodios
Usar
diminutas partículas biodegradables para cambiar la respuesta inmune normal del
cuerpo tras un infarto podría salvar a los pacientes de que se produjeran
lesiones en los tejidos cardiacos y evitar determinados los problemas de salud
subsecuentes a largo plazo. Un equipo de investigadores ha demostrado que
inyectar estas partículas en ratones dentro de las 24 horas siguientes a un
infarto no sólo reduce significativamente las lesiones del tejido, sino que
también consigue que los ratones tengan una función cardiaca más fuerte 30 días
después. Ahora, los inventores de la nueva tecnología quieren hacer ensayos en
humanos.
Gran
parte de las lesiones del tejido como consecuencia de un infarto son resultado
de la inflamación, la respuesta natural del cuerpo a estímulos perjudiciales
como puede ser un músculo lesionado. Pero en el caso de un infarto estas
células inmunes hacen más mal que bien, según explica el inventor de la nueva
terapia y director científico de Cour Pharmaceutical Development, Daniel Getts.
El armamento usado por el sistema es "bastante genérico", afirma.
Aunque los compuestos tóxicos que segregan las células inmunes pueden resultar
beneficiosos para defender al cuerpo de una infección, también producen
lesiones en los tejidos. Este fenómeno no se da sólo después de un infarto,
sino en toda una serie de enfermedades, entre ellas el virus del Nilo
Occidental, la enfermedad inflamatoria intestinal y la esclerosis múltiple.
Las
partículas de 500 nanómetros deben tener carga negativa y pueden estar
compuestas por varios materiales distintos, entre ellos el que se usa para las
suturas biodegradables. La nueva investigación sugiere que una vez que las
partículas entran en el flujo sanguíneo, la carga negativa atrae a un receptor
específico de la superficie de los monocitos inflamatorios. Las partículas se
adhieren a ese receptor y desvían las células inmunes del corazón hasta el
bazo, donde mueren.
Impedir
que estas células lleguen al corazón permite que el músculo del corazón dañado
se regenere "siguiendo procesos más regulados", según Getts. Si la
terapia se traslada a los humanos, explica, tiene el potencial de reducir sustancialmente
los problemas de salud a largo plazo que experimentan algunos infartados, entre
ellos la falta de aliento y una capacidad limitada para hacer ejercicio.
El
objetivo es empezar a hacer ensayos en humanos a principios del año que viene.
La empresa espera que el mecanismo relativamente simple de la terapia y el
hecho de que el material del que están compuestas las partículas, el ácido
poliglicólico, ya está aprobado por la
Agencia Estadounidense del Medicamento, aceleraren el proceso de desarrollo.
Pero
"aún quedan deberes por hacer", en concreto controlar cualquier
efecto secundario potencial de las micropartículas, afirma el profesor de
biología de sistemas de la Universidad de Harvard (EEUU) Matthias Nahrendorf.
Explica que las partículas podrían activar el sistema inmune en formas
desconocidas por el momento, por ejemplo. Además, será importante establecer
cómo administrar la terapia para que no comprometa la capacidad de las células
ce contribuir a la curación y defender el cuerpo de las infecciones y otros
invasores, sostiene Nahrendorf.
Fuente:
MIT Technology Review.