El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado
recientemente su estimación del Producto Interior Bruto (PIB) de la economía
española, reconociendo que llevaba tres años mal calculado.
En total, la revisión del INE deja el PIB de España un 1,5% superior al
nivel que ofrecía antes. Esta revisión tumba el relato que ha utilizado
insistentemente la derecha para atacar la gestión del Gobierno de coalición
consistente en señalar el bajo nivel del PIB de España; porque con esta
revisión la economía española ya no está a la cola de la recuperación tras la
pandemia, sino que ya ha superado a Alemania y Francia (y los dejará bastante
atrás a final de este año). En cualquier caso, resulta que hay motivos de sobra
para afirmar que la revisión se ha quedado corta y que el PIB real es todavía
más elevado que la cifra que ofrece el INE.
Vamos por partes. La
estimación del PIB siempre ha sido un proceso complejo y difícil; al fin y al
cabo, se trata de sumar todas las transacciones monetarias que tienen lugar en
un territorio amplísimo y muy diverso y de restar todas aquellas que resulten
repetitivas. Pero este cálculo se volvió todavía más difícil cuando la
actividad económica se paralizó en 2020 con motivo de la pandemia, pues ya no
se pudieron seguir utilizando las tendencias históricas para ajustar la
estimación. Esto, sumado a que algunos métodos de obtención de datos tuvieron
que ser modificados (como las encuestas casa por casa), tuvo como resultado un
cálculo del PIB que tenía muchas papeletas de no reflejar correctamente la
realidad. Y, en efecto, la incorporación de nuevos datos obtenidos a través de
encuestas que se han realizado posteriormente ha evidenciado que el PIB se
calculó mal en su día. De ahí la revisión actual y la corrección del valor
oficial.
Este problema de
medición no ha sido exclusivo de España; se ha dado en todos los países. De
hecho, la revisión del PIB es un compromiso de los países europeos frente a la
Oficina de Estadísticas Europea (Eurostat), y algunos países como Reino Unido y
Francia ya lo hicieron antes que España (en el primer caso el PIB revisado fue
2 puntos porcentuales por encima y en el segundo 0,3 puntos por debajo). El
problema es que, como adelantábamos, la revisión del INE se ha quedado muy
corta a pesar de haber ido en la buena dirección.
Las sospechas se
basan en que el resto de indicadores y datos sobre actividad económica se han
comportado mucho mejor que el PIB; no solamente un 1,5% más como indica la
revisión del INE, sino hasta un 3%, un 5% e incluso un 6% más. Es
extremadamente raro que prácticamente todos los indicadores económicos que
ofrecen otras fuentes estadísticas (contratación, ventas, recaudación,
beneficios...) hayan aumentado significativamente más que el PIB a pesar de que
éste es un indicador que pretende medir precisamente el conjunto de esas
manifestaciones económicas. Por poner solo un ejemplo que probablemente se
entienda bien: no tiene sentido que los datos de recaudación por IVA (impuesto
al consumo) que ofrece la Agencia Tributaria hayan aumentado mucho más que los
datos de consumo que estima el INE a la hora de calcular el PIB. Eso implicaría
que los empresarios están declarando más impuestos de los que realmente
deberían a tenor de las ventas que realizan; lo cual no tiene ni pies ni cabeza
porque la tónica habitual es la inversa (los empresarios tratan de declarar
menos para pagar menos impuestos). Algo no cuadra.
Por lo tanto, no es
de extrañar que el INE, en su próxima revisión del PIB (que tendrá lugar el
próximo año 2024) vuelva a elevar la estimación de dicho indicador para los
años 2021 y 2022 (como poco). Quizás no lo ha hecho de una vez para esconder un
poco sus vergüenzas, quién sabe. Si finalmente lo hiciera, estaría reconociendo
que, no sólo se equivocó en su cálculo inicial, sino también en la revisión que
acaba de efectuar. Y si no lo hiciera, seguiríamos viendo un notable
desacoplamiento entre el dato oficial del PIB y el resto de datos oficiales
provenientes de otras fuentes estadísticas que no dejaría nada bien al
Instituto Nacional de Estadística.
En cualquier caso,
las implicaciones económicas y -sobre todo- políticas de esta revisión son muy
importantes y no se limitan al discurso sobre la lenta o rápida recuperación
económica de España. Esto es así porque el indicador del PIB se utiliza para relativizar
muchos otros indicadores económicos cruciales, como el déficit público, la
deuda pública, el gasto en pensiones o la presión fiscal. Por ejemplo, debido a
la revisión del INE, la deuda pública en porcentaje del PIB para el primer
trimestre de 2023 no sería ya del 112,8%, sino del 110,9%, una cota
significativamente inferior y que se aproxima mucho más al objetivo pretendido
para final de año (110%). No es que haya bajado la deuda pública; es que antes
estaba artificialmente inflada. Otro indicador importante que es inferior ahora
es el gasto público en pensiones, que pasa de ser del 11,8% del PIB al 11,6%.
No es una diferencia extrema, pero desde luego juega en contra del manido
discurso de que España gasta demasiado en pensiones. Por último, la presión
fiscal real (recaudación de impuestos sobre PIB) también es más baja de lo que
nos contaban: en vez de situarse en el 38,7% en 2022 estuvo en el 38,05%. La
derecha nos ha dado la matraca durante años diciendo que en España se pagan
muchos impuestos, pero resulta que se basaba en datos erróneos. ¿Cambiarán su
discurso ahora que los datos no refuerzan para nada su tesis? Sabemos
perfectamente que no.
Fuente: Publico.es
POSDATA
Por cierto, a PP y
Vox, que se cumpla la Constitución les interesa solo a veces, porque en otras
ocasiones no es así, como con la “Amnistía Fiscal” del PP de Rajoy, que permitió a
delincuentes evasores fiscales, le fuesen perdonados sus delitos. O cuando Aznar cambió
la ley para permitir las inmatriculaciones de la Iglesia de bienes y Edificios Públicos del Estado. O cuando
también Aznar cedió puertos del Estado a la Comunidad de Cataluña (expresamente
prohibido en la Constitución). Por no hablar de las reiteradas negativas del PP a renovar el Consejo General del Poder Judicial, igualmente contrario a la Constitución.
Y que nadie olvide
que el fin último de PP y Vox, es que no haya acuerdo que permita una mayoría
progresista para formar un Gobierno del Estado que coloque a España entre las democracias más
avanzadas del mundo.
La alternativa a
dicho fracaso sería unas nuevas elecciones, que otorgarían a PP y Vox, una
segunda oportunidad de lograr la mayoría absoluta, para establecer en España una coalición de gobierno retrógrada y reaccionaria, que restringiera los derechos y libertades de todos los
españoles y especialmente de las españolas, como en el caso de las campeonas del
mundo de fútbol (muchas felicitaciones por vuestros éxitos pasados, presentes y
futuros. Estamos con vosotras. #SeAcabó).
Fuente: Redacción