Algunos lo llamaron “la máquina del fin del mundo”
atemorizados ante posibles efectos catastróficos que nunca han llegado a
producirse. Ni se ha creado antimateria capaz de abrir un agujero hasta el otro
lado del planeta ni se produjo un agujero negro que nos engulló ni tuvo lugar
una singularidad que desbarató el continuo espacio-tiempo. Ahora se vislumbra
la posibilidad de triplicar el tamaño del actual Gran Colisionador de Hadrones.
A docenas de metros en el subsuelo entre la frontera
francosuiza de encuentra la máquina más grande y compleja jamás creada por la
mano del hombre (y la más cara jamás financiada por el contribuyente, que todo
hay que decirlo). Los trabajos que se llevan a cabo en el CERN, Centro Europeo
de Investigación Nuclear han permitido durante décadas aproximarnos a la
comprensión de la propia materia y sin duda ha sido determinante poder contar
con el LHC, el Gran Colisionador de Hadrones, esencial para localizar por fin a
la esquiva “partícula de Dios”, el Bossón de Higgs, lo que la ha válido el
Premio Nobel a su homónimo descubridor.
Ahora esa intrincada red de instalaciones y túneles
subterráneos, incluyendo un anillo de 27 kilómetros de longitud casi se van a
quedar pequeños ante el proyecto que está planificando el CERN. Un ambicioso
proyecto que busca construir un acelerador de partículas similar al LHC pero
más potente y especialmente más grande… mucho más grande… tanto que bajo un
pograma denominado Futuros Colisionadores Circulares se pretende llegar a
construir uno de entre 80 y 100 kilómetros de longitud.
La sobredimensión permitiría multiplicar la potencia que
sería capaz de generar. Si en la actualidad el LHC alcanza los 14 TeV esas
futuras instalaciones podrían alcanzar los 100 TeV.
Más información
Slashdot http://rss.slashdot.org/~r/Slashdot/slashdot/~3/dxFclZDJwvY/story01.htm
Fuente: The Inquirer