12 de marzo de 2015

"GAME OF DRONES". Mientras EEUU duda, sus rivales parten con ventaja

Los drones, o vehículos aéreos no tripulados, son un tema candente en Silicon Valley, pero los titubeos del gobierno de Estados Unidos acerca de su regulación han dado a las empresas extranjeras una ventaja inicial a la hora de averiguar la mejor manera de explotarlos.
La inversión mundial en drones podría rondar los 100.000 millones de dólares en la próxima década. El uso comercial de estos vehículos, en áreas que incluyen la agricultura, el cine, supervisión de tuberías y envío de paquetes, representaría una octava parte de ese mercado, según BI Inteligence.
Sin embargo, durante años la FAA, la principal autoridad responsable de la regulación de la aviación en Estados Unidos, se ha movido lento y hasta el mes pasado no publicó el borrador con las normas sobre dónde, cómo y quién puede volar drones.
Es probable que normativa tarde al menos un año en entrar en vigor, lo que es una buena noticia para las empresas que operan fuera de Estados Unidos y que buscan hacer negocio con los drones.
Sky-Futures, una compañía británica que domina el uso de aviones no tripulados para recoger y analizar datos de inspección para compañías de petróleo y gas, dice que su negocio se disparó un 700 por ciento el año pasado por la adopción de esta nueva tecnología en una industria normalmente conservadora.
Su cofundador y director general Chris Blackford dijo que la compañía está combinando los drones con software y una mejor comprensión de lo que funciona en el terreno, dando a Sky-Futures "una ventaja inicial sobre Estados Unidos porque entendemos muy desde dentro los problemas a los que se enfrenta el mercado de petróleo y gas, y cómo podemos resolverlos mediante la tecnología".
Las regulaciones más laxas han creado bolsas de innovación que atraen ideas, dinero e impulso, opina Patrick Thévoz, cofundador y presidente ejecutivo de la suiza Flyability, que fabrica aviones no tripulados dentro de una caja esférica que les permite avanzar a través de puertas, túneles y bosques sin desestabilizarse.
Otra empresa británica, BioCarbon Engineering, confía en acelerar la reforestación mediante el uso de aviones no tripulados que planten semillas germinadas, y las acciones de la neocelandesa Zelanda Martin Aircraft triplicaron su valor en los primeros días tras salir a la bolsa australiana el mes pasado.
Fuente: Reuters