Los drones, o vehículos aéreos no tripulados, son un tema candente en Silicon Valley, pero los titubeos del gobierno de Estados Unidos acerca de su regulación han dado a las empresas extranjeras una ventaja inicial a la hora de averiguar la mejor manera de explotarlos.
La inversión mundial en drones podría rondar los 100.000
millones de dólares en la próxima década. El uso comercial de estos vehículos,
en áreas que incluyen la agricultura, el cine, supervisión de tuberías y envío
de paquetes, representaría una octava parte de ese mercado, según BI
Inteligence.
Sin embargo, durante años la FAA, la principal autoridad
responsable de la regulación de la aviación en Estados Unidos, se ha movido
lento y hasta el mes pasado no publicó el borrador con las normas sobre dónde,
cómo y quién puede volar drones.
Es probable que normativa tarde al menos un año en entrar en
vigor, lo que es una buena noticia para las empresas que operan fuera de
Estados Unidos y que buscan hacer negocio con los drones.
Sky-Futures, una compañía británica que domina el uso de
aviones no tripulados para recoger y analizar datos de inspección para
compañías de petróleo y gas, dice que su negocio se disparó un 700 por ciento
el año pasado por la adopción de esta nueva tecnología en una industria
normalmente conservadora.
Su cofundador y director general Chris Blackford dijo que la
compañía está combinando los drones con software y una mejor comprensión de lo
que funciona en el terreno, dando a Sky-Futures "una ventaja inicial sobre
Estados Unidos porque entendemos muy desde dentro los problemas a los que se
enfrenta el mercado de petróleo y gas, y cómo podemos resolverlos mediante la
tecnología".
Las regulaciones más laxas han creado bolsas de innovación que
atraen ideas, dinero e impulso, opina Patrick Thévoz, cofundador y presidente
ejecutivo de la suiza Flyability, que fabrica aviones no tripulados dentro de
una caja esférica que les permite avanzar a través de puertas, túneles y
bosques sin desestabilizarse.
Otra empresa británica, BioCarbon Engineering, confía en
acelerar la reforestación mediante el uso de aviones no tripulados que planten
semillas germinadas, y las acciones de la neocelandesa Zelanda Martin Aircraft
triplicaron su valor en los primeros días tras salir a la bolsa australiana el
mes pasado.
Fuente: Reuters