Sus nuevas
prospecciones para las reservas de arenas bituminosas no serán rentables hasta
que el precio supere los 60 dólares por barril y ésto amenaza con convertir el
oleoducto Keystone XL en un proyecto especie irrealizable.
El oleoducto
propuesto, que transportaría crudo desde las arenas de Canadá hasta refinerías
estadounidenses en el golfo de México, es un punto caliente de la política
estadounidense. El Congreso, que controlan los republicanos, quiere construirlo
y tiene que votar sobre la cuestión. El presidente Obama se ha comprometido a
vetar el resultado.
Pero si el
precio del crudo sigue tan bajo a lo largo del próximo año, la inmensa fuente
de combustibles fósiles canadiense, las denominadas arenas bituminosas, no
conseguiría un precio lo suficientemente alto como para que merezca la pena
extraerlo siquiera.
Si el precio
se mantiene alrededor de los 50 dólares (unos 42 euros) por barril, "la
necesidad de construir el Keystone XL puede desaparecer", afirma el
presidente emérito del Instituto de Investigación en Energía de Canadá, con
sede en Calgary, Pete Howard. "Ahora mismo contamos con el transporte por
ferrocarril como válvula de seguridad y si construimos capacidad ferroviaria
para transportar tres cuartos de millón de barriles, cubre prácticamente todos
los proyectos que se están construyendo ahora".
El verano
pasado, la capacidad ferroviaria gestionaba unos 240.000 barriles diarios y la
Asociación de Productores de Petróleo de Canadá prevé que la capacidad
ferroviaria aumente hasta los 700.000 barriles diarios para 2016.
Ahora mismo
el precio del crudo está en torno a los 50 dólares por barril, una caída de más
del 50% respecto al verano pasado debido a un exceso de producción, que incluye
la de Estados Unidos. La decisión reciente de Arabia Saudí de no recortar su
producción también ha afectado a la demanda.
Canadá cuenta
con las mayores reservas mundiales de bitumen, una forma de petróleo parecida a
la brea atrapada en arenas subterráneas en la provincia de Alberta. Hay dos
formas básicas de recuperar este petróleo: lavando las arenas con agua caliente
y productos químicos o inyectando vapor bajo tierra a través de tubos horizontales.
Ambos procesos son más caros que la perforación tradicional y emiten más gases
de efecto invernadero.
Ahora mismo
hay al menos 20 proyectos de extracción de arenas en construcción en Alberta
que se prevé entrarán en funcionamiento de aquí al 2017. Independientemente del
precio del petróleo, se terminarán porque la mayor parte de la inversión en
capital ya se ha hecho. Sin embargo, añade Howard, "para estas fechas el
año que viene, si el precio del petróleo no ha subido, se empezará a retrasar la
próxima tanda de proyectos".
El año pasado
un think-tank londinense, Carbon Tracker Initiative, emitió un informe con
previsiones aún más conservadoras. El texto afirmaba que el precio del petróleo
tendría que estar en torno a los 95 dólares (casi 81 euros) por barril o más
para que tuviera sentido explotar casi el 92% de las arenas bituminosas de
Canadá.
Eso dejaría
gran parte de los recursos sin explotar. Incluso cuando se pongan en marcha los
proyectos de explotación planeados, Alberta producirá en torno al millón de
barriles diarios. Se calcula que Canadá tiene capacidad para producir seis
millones de barriles diarios si se desarrolla todo el potencial.
Las caídas
temporales del precio del petróleo no son un problema grave porque las
decisiones de inversión se toman con previsiones a largo plazo. Los proyectos
convencionales de explotación de arenas bituminosas tienen una vida de 40 o más
años; los proyectos asistidos por vapor duran 30 años. Para que tengan sentido
económico a largo plazo, para los primeros hace falta que el precio medio del
barril esté en torno a los 85 dólares (unos 72 euros), y para los últimos en
los 60 dólares (casi 51 euros) o más por barril.
El presidente
Obama ha dicho que daría su visto bueno al oleoducto sólo si "no afectaba
significativamente" al cambio climático. Un estudio del Departamento de
Estado de Estados Unidos concluía que Keystone probablemente no tendrá impacto
porque el petróleo se va a extraer de todas formas.
Fuente:
MIT Technology Review