18 de enero de 2015

SEGURIDAD VERSUS PRIVACIDAD. Reino Unido propone prohibir la mensajería cifrada para combatir el terrorismo

Las comunicaciones cifradas impiden que se pueda interceptar los mensajes que emplean estos métodos de seguridad. Algunas aplicaciones, como WhatsApp o iMessage de Apple, son virtualmente imposibles de franquear. El primer ministro británico ha manifestado su oposición a que se mantenga esta situación, especialmente tras la reacción al atentado contra la publicación francesa Charlie Hebdo por parte de terroristas yihadistas.
“No podemos permitir esta situación”. Expresamente David Cameron se ha referido con estas palabras al hecho de que ni siquiera con una orden judicial se puede acceder al contenido de los mensajes que intercambian usuarios de plataformas de mensajería como WhatsApp, iMessages, Snapchat y similares.
El sistema de cifrado que emplean diversas herramientas impide la vulnerabilidad de las comunicaciones entre sus usuarios, algo que aprovechan quienes tendrían graves problemas si la autoridad conociese el contenido de sus mensajes. A nadie nos gusta que husmeen sin nuestro conocimiento ni autorización en nuestras llamadas o mensajes, pero lo normal es que si las fuerzas de seguridad leyesen nuestros emails no terminásemos detenidos. Esa es la diferencia, quizá, que hay quien sí tendría realmente problemas legales si alguien tuviese acceso a sus correos electrónicos o, en este caso, mensajes enviados a través de los distintos sistemas que permitan el cifrado.
Dentro de los tipos de cifrado hay algunos que son virtualmente inquebrantables, no hay ordenador capaz de romper los códigos que protegen la información que se intercambia como no sea a lo largo de miles de años o incluso de siglos de trabajo continuo. Y es precisamente este tipo de cifrados el que David Cameron pretende prohibir, algo que en la práctica parece complicado y que desde luego no va a ser una medida bien recibida ni fácil de implementar llegado el casi, aunque ya tenemos al primer mandatario de una nación importante abogando por esta medida que para muchos es la última frontera de la privacidad en la Red.
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Fuente: The Inquirer