4 de octubre de 2018

ESPAÑA. La Política, el Big Data y la Ley, maridan mal

El alma es internet, imperio de libertad y conocimiento al alcance de todos, pero con sus correspondientes riesgos, como el acoso, las fake news y el hackeo.
Los partidos políticos recurren al Big Data desde ese almacén infinito que es internet, donde se encuentran nuestros secretos, enfermedades y deseos. El voto sigue siendo secreto, pero el votante está fichado y grabado en audios o vídeos, que además pueden ser perversamente manipulados por potentes programas informáticos.
Que la lucha del poder también se decide en el ciberespacio se comprobó en las elecciones Generales de 2016 que ganó el Partido Popular de Mariano Rajoy, después de contratar a la agencia The Messina Group (TMG), famosa por asesorar a Barack Obama, David Cameron o Mauricio Macri en sus campañas, y a la gurú digital de la compañía, Isabelle Wright, que por cierto en España pasó bastante desapercibida la noticia, dado el desconocimiento sobre las "bondades" del Big Data aplicado a la política que había por aquel entonces en este país.
Y posteriormente también ha ocurrido este año, en las primarias del PP, donde los candidatos pelearon duramente en redes sociales, pero parece que Pablo Casado conectó mejor con las generaciones anteriores a las redes sociales gracias al ingeniero de telecomunicaciones Teodoro García Egea, hoy secretario general del PP, jefe de campaña en las primarias que llevaron al poder a Casado, que acertó en la táctica, que predijo los resultados y que conectó el PP a la tecnología Big Data, según manifestó él mismo en la cadena de televisión “La Sexta”.
El Big Data no solo analiza la psicología del consumidor y los perfiles del votante sino que marca las pautas para manipular al electorado a su favor y en su propio beneficio, por medio de campañas publicitarias, como ha ocurrido en las últimas elecciones presidenciales en EEUU o en el Referéndum del Brexit en el Reino Unido, afectadas ambas dos por el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook.
Aquí planteo las siguientes interrogantes sin resolver.
¿Es legítimo y ético utilizar el Big Data para investigar el perfil de los votantes y así influir en la opinión de los mismos?
En caso de respuesta afirmativa
¿Dónde queda el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, garantizado en el artículo 18 de la Constitución Española y protegido por la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo?
¿Y el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que entró en vigor el 25 de Mayo de 2018, tampoco es de aplicación en este caso?
Por todo lo expuesto lanzo la siguiente propuesta al Gobierno del Estado Español
Que tome las medidas legales necesarias para impedir que ningún partido político, utilizando la tecnología Big Data, se aproveche de datos personales, privados e íntimos de los votantes, obtenidos por medios si no ilegales cuando menos poco éticos, para influir en el electorado español en futuras elecciones.
Más información
·         Elecciones Generales 2016 http://www.elmundo.es/cronica/2016/07/03/57779fc0ca4741301d8b4609.html
·         Referéndum Brexit https://informaticayseguridad.blogspot.com/search?q=Cambridge+Analytica  http://www.elmundo.es/internacional/2018/03/21/5ab1360ae5fdea16038b4603.html
Fuente: El Mundo.es, La Sexta.com, Abc.es