Un estudio genético ha detectado una adaptación a un virus respiratorio en personas cuyos ancestros provienen del este de Asia
Hace unos 25.000 años hubo una epidemia de un virus relacionado con el
actual coronavirus entre los habitantes del este de Asia. Esa es la principal
conclusión de un estudio que ha descubierto en el genoma de personas de hoy la
señal de aquel evento epidémico. El método usado en esta investigación podría
utilizarse para investigar otros patógenos del pasado.
Los humanos y los virus llevan miles de años en guerra. En ella, los
patógenos ejercen una presión sobre el hospedador que deja su marca en sus
genes. Pero buscar en el pasado de esta interacción no es fácil por dos
motivos. Por un lado, el ADN humano no se conserva muy bien y se recupera peor,
aunque el avance de la ciencia permite remontarse cada vez más siglos o
milenios atrás. Por el otro, la gran mayoría de virus patogénicos son de ARN y
este material genético se deteriora con mucha facilidad y rapidez. Por eso, por
ejemplo, las vacunas de ARN necesitan extremas condiciones de conservación.
Ahora, un grupo de investigadores australianos y estadounidenses ha
ideado un nuevo método que usa datos genéticos de humanos del presente y virus
actuales para abrir una ventana al pasado. El trabajo, publicado en la revista
científica Current Biology, se detiene en la interacción entre proteínas
víricas, como la espícula S del SARS-CoV-2 y proteínas humanas. Ya sea
facilitando el ciclo del virus o combatiéndolo, unas de estas moléculas
orgánicas y no otras interactúan con unos virus y no con otros. Los humanos disponen
de más de 22.000 tipos de proteínas que son la base del organismo. Se estima
que el 20%, unas 4.500, se topa con alguno de los centenares de virus que se
ceban con los humanos. Los que se relacionan con más proteínas son el de la
gripe (unas 1.505) y el del VIH (con 1.209).
De los más de 22.000 tipo de proteínas que codifican los genes humanos,
el 20% interactúan con los distintos virus
Kirill Alexandrov es coautor de esta investigación y explica en un
correo: “las proteínas del SARS-CoV-2 interactúan con más de 300 proteínas
humanas. De ellas, 42 muestran una potente señal de adaptación hace unas 900
generaciones”. Esta señal aparece en forma de variaciones en los genes que
codifican estas proteínas, unos cambios que se propagaron por amplios grupos de
una población determinada.
Las poblaciones han y dai de China son las que concentran la
señal de una adaptación impulsada por una epidemia del pasado
¿Significa esto que las poblaciones del este de Asia estarían más
protegidas ante los coronavirus? Aunque el factor genético puede predisponer,
hoy tendría un menor peso que en el pasado. Lo comenta Alexandrov: “Es lógico
que una población sometida a selección por una enfermedad sea más resistente a
ella que las poblaciones que no. Pero factores sociales actuales, como la salud
general de la población, la estructura de los sistemas de salud, las medidas
gubernamentales, la densidad demográfica, patrones de conducta y muchos otros
aspectos epidemiológicos probablemente jueguen un papel mucho más grande que la
adaptación genética previa
Fuente: El País.com