23 de abril de 2016

INTEL. ¿Se equivocó con el iPhone? Diez años despues llega la respuesta

Intel gana un 30% más hasta marzo pero despedirá a 12.000 empleados, el 11% de su plantilla
Otro gigante de la tecnología que se tambalea: Intel ha anunciando su intención de despedir a 12.000 personas -el 11% de su plantilla- por culpa de la caída de los ingresos en el que era su reino particular, la fabricación de microprocesadores para PC. ¿Cómo ha podido llegar la poderosa multinacional a esto? Para entenderlo hay que remontarse a 2005.
En junio de ese año, Apple confirmaba que sus ordenadores Macintosh comenzarían a usar también chips fabricados por Intel, en lugar de procesadores diseñados de forma exclusiva para los dispositivos de la marca de la manzana. Parecía entonces que el dominio de Intel sobre el mercado de los PCs era completo: la práctica totalidad de los ordenadores de sobremesa iban a usar sus procesadores.
El problema era que la era de los PCs estaba a punto de acabar. Justo entonces Intel tomó una decisión que probablemente comprometió su futuro. La marca de la manzana mordida estaba desarrollando un teléfono, y contactó con Intel para que le diseñara y fabricara los chips que necesitaba.
Intel, en un gesto de miopía sin precedentes, rechazó la oferta. Lo que Apple pedía era un diseño para un producto que apenas tendría éxito. ¿Un teléfono? ¿De Apple? Las ventas, concluyeron en Intel, no serían suficientes para justificar el desarrollo, así que Apple debería buscarse otro proveedor para su quijotesco producto, porque en la fabricante de microprocesadores tenían suficiente trabajo en el segmento de los PC como para preocuparse de la última ocurrencia de Steve Jobs.
Es fácil ver cómo esta decisión afectó al futuro de la compañía, que pese a todo sigue registrando beneficios (2.000 millones de dólares en el primer trimestre del año) y que desde luego fabrica chips para móviles. Pero apenas consigue destacar en un mercado dominado por ARM, el estándar competidor, como informa Vox.
Cuestión de eficiencia
  • La clave para entender por qué Intel no ha triunfado en el móvil hay que verla, además, en los mismos motivos que le hacen fuerte en el mercado del PC: sus chips siempre fueron por delante de los rivales en potencia... pero no en eficiencia.
  • En la batalla por el mercado, el consumo eléctrico no era una variable relevante, hasta que llegaron los móviles. Y entonces todo cambió, porque ¿de qué sirve tener un magnífico procesador si me voy a quedar sin batería en unas pocas horas?
  • Ahí es donde llegó la arquitectura ARM, diseñada precisamente para no consumir demasiado, y además de diseño modular, lo que permite que clientes como Samsung o Qualcomm adapten las especificaciones finales de los chips que fabrican (ARM sólo tiene la tecnología) a las necesidades de cada producto.
  • El resultado es que en la actualidad, la mayoría de los móviles Android (a su vez, los número uno por cuota de mercado) usan chips de ARM. Y lo mismo puede decirse de los iPhone y los iPad de Apple que montan microprocesadores A7, A8 y A9 basados en la plataforma ARM.
  • Diez años después de aquel estrepitoso error, Intel se enfrenta a un escenario de pesadilla. Por más que se centre en obtener rentabilidad de sus procesadores para PC, la llegada de chips cada vez más pequeños está haciendo que este mercado se deshaga por abajo. Basta poner como ejemplo el pequeño ejército de microordenadores que, liderados por la Raspberry Pi, están llenando los hogares de medio mundo con PCs que cuestan menos de 40 euros.
  • Paradojas del destino, la compañía podría sufrir ahora el mismo daño que infligió en los años 80 a la Digital Equipment Corporation, una compañía que fabricaba ordenadores 'pequeños' del tamaño de la lavadora, hasta que Intel llegó con sus 'micro' ordenadores y la sacó del mercado. Cuestión de eficiencia.
Fuente: El Economista.com