Facebook y otras redes sociales están ayudando
a facilitar el trabajo de los activistas que protestan contra la minería para
bloquear proyectos, logrando que se difunda el mensaje que promueven y a
organizarse con mayor rapidez contra una industria que ya enfrenta altos costos
y precios volátiles.
Desde
Rumania a Perú y Canadá, los movimientos de protesta han bloqueado proyectos
mineros en años recientes, en parte porque los activistas han aprovechado el
poder de las redes sociales y la tecnología móvil, señalan ambas partes del
conflicto.
El
malestar social puede presagiar desastres para los proyectos mineros en
cualquiera de sus etapas, incluso después de que se hayan invertido miles de
millones de dólares. Y eso no es nada nuevo.
Lo
que ha cambiado es la capacidad de los activistas para movilizarse, una
tendencia que recuerda los levantamientos políticos que las redes sociales
ayudaron a encender a lo largo de Oriente Medio y el norte de Africa.
El
caso de Rosia Montana, la región rumana donde la canadiense Gabriel Resources
Ltd quiere construir la mayor mina de oro a tajo abierto en Europa, ofrece una
clara ilustración de cómo las redes sociales han modificado la balanza del
poder.
El
esfuerzo de Gabriel para que se aprobara el proyecto sufrió una serie de
reveses el pasado verano boreal después de que los activistas utilizaron a
Facebook para organizar manifestaciones en todo el país.
"Nuestra
experiencia en Rumania no es única, pero ciertamente el resultado es que el
mejor proyecto del mundo puede convertirse en el peor a menos que el gobierno
anfitrión se imponga a la minoría", dijo el presidente ejecutivo Jonathan
Henry al referirse al impacto de las campañas por Facebook contra Rosia
Montana.
Sin
el apoyo a través de las redes sociales, las protestas no habrían estado tan
bien organizadas, aseguró Henry.
Fuente:
Reuters