14 de mayo de 2014

INTERNET. La red necesita nuevas formas de computación para el futuro

Los 50.000 millones de dispositivos se conectarán a la web en 2020 harán necesarios nuevos sistemas que permitan mantener los flujos de información en tiempo real,según el director de Cisco España, José Manuel Petisco
Las estimaciones de Petisco tuvieron lugar durante el evento Cisco Connect 2014 celebrado en la semana pasada en Madrid (España). En este contexto, la responsable de comunicación de la compañía en Latinoamérica, Ileana Rivera, explicó que cada persona poseerá una media de siete dispositivos conectados a la red para 2018. A los comunes dispositivos móviles se irían sumando los portables, como las pulseras de seguimiento del ejercicio y los relojes inteligentes, y el propio internet de las cosas.
Pero para que este futuro hiperconectado funcione en tiempo real de forma segura, las empresas de IT deben actualizarse y desarrollar nuevos modelos de negocio. El director de Colaboración de Cisco, Antonio Conde, considera que internet “debe estar apoyado en una infraestructura tecnológica que lo permita”. Como ejemplo, explica: “La información relativa al sensor de colisión de mi coche” debe ser “prioritaria”. La sensibilidad de este tipo de información requiere que su transmisión tenga lugar en tiempo real y sin margen de error, pues de ello dependería que el coche frene a tiempo para salvar a los viajeros de un accidente.
Liberar a la nube
  • Para hacer frente a esta nueva necesidad, la compañía ha presentado un nuevo modelo de computación, "el Fog Computing". Este sistema está especialmente pensado para adaptarse al internet de las cosas. Para ello, propone alojar parte del software en los propios dispositivos inteligentes, en vez de hacerlo en la nube directamente como pasaría con el cloud computing. Así se libera la red de parte del trabajo para que la información que viaja entre los objetos conectados vaya más rápido y pueda conseguir funcionar a tiempo real.
  • Durante el evento pudo verse un ejemplo práctico de cómo funcionaría el fog computing en la gestión de una smart city en la que miles de sensores están dispuestos a lo largo de todas las calles y carreteras, para controlar la temperatura o el flujo de coches. A su vez estos sensores estarían conectados a los coches, para indicarles posibles obstáculos o advertencias, y a las señales de tráfico, para que se adapten a las condiciones y alerten a todo el mundo.
Fuente:  MIT Technology Review