Una investigación de ocho universidades españolas apunta a patrones comunes en los ataques a periódicos en X, Facebook y páginas web
Este estudio, dirigido por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y otros centros, ha analizado más de nueve millones de mensajes.
La investigación revela que hay patrones en la
forma y el momento en que se publican estos mensajes de odio en plataformas
como X, Facebook y en las propias páginas web de los medios.
Elías Said, uno de los responsables del estudio, dice que "es
difícil que 50 parejas bailen igual sin coordinación", sugiriendo que la
mayoría de estos mensajes de odio no son casuales, sino que están organizados
por grupos políticos o ideológicos. Aunque no pueden señalar exactamente
quiénes son estos grupos, los investigadores creen que, aparte de bots, hay
granjas de troles (gente manejando varias cuentas falsas) para dar la impresión
de que hay más gente involucrada de lo que realmente hay.
El análisis se hizo a partir de una muestra de mil cuentas que atacan
habitualmente a los medios españoles y encontró que estos ataques están bien
coordinados a través de diferentes plataformas.
El estudio muestra que el odio es bastante común en internet: más de la
mitad de los mensajes eran de odio y Twitter es donde se concentran más
ataques, con más del 61% de los mensajes siendo insultos o amenazas. Ahora, hay
un monitor que analiza diariamente el odio contra los medios, mostrando cuánto
odio hay y hacia quién se dirige.
Julio Montero, otro de los responsables, explica que el estudio no mide
el odio directamente, sino los discursos que reflejan el odio subyacente. Este
odio puede ser muy diverso, atacando a mujeres, minorías sexuales, inmigrantes
o basándose en cuestiones políticas.
Aunque los mensajes con amenazas son serios, los investigadores
encontraron que incluso los mensajes menos graves pueden ser un gran problema
para la sociedad. Estos mensajes normalizan la hostilidad y la discriminación,
lo que es muy peligroso para la democracia.
Las redes sociales han cambiado las reglas del juego, y los medios
tienen que adaptarse. El estudio sugiere que los medios deben asumir nuevas
responsabilidades y no sólo crear contranarrativas, sino introducir
racionalidad en el debate público para contrarrestar el odio, ya que el odio es
más emocional que racional.
Fuente: El Pais.com