Sin mayores conquistas que exhibir, Rusia deja 60 desaparecidos en vísperas del Día de la Victoria. Mariupol tampoco ha caído
Con tan escaso botín,
igual que antes fue un teatro o una estación de tren llena de público, a
primera hora del domingo, el gobernador de la región de Lugansk, Sergei Gaidai,
comunicaba la desaparición de una cifra inexacta de civiles, decenas, víctimas
de un ataque presuntamente ordenado por el Kremlin sobre una
escuela en la que el sábado por la tarde se refugiaban en la aldea de
Bilogorivka.
En el límite con la
otra provincia que Rusia disputa desde 2014, la de Donetsk, donde este domingo
hizo exáctamente un mes que las fuerzas ocupantes perpetraron una matanza
similar en los andenes ferroviarios de Kramatorsk, a menos de 70 kilómetros de
esta última carnicería.
Un incendio devastador
«En la escuela había
90 personas en total. Se salvaron 27. Lo más probable es que sesenta de los que
estaban allí hayan muerto», escribía el funcionario en su perfil de una red
social, donde subrayaba que entre los asesinados habría niños y que el ataque
produjo un incendio devastador que tardó cuatro horas en ser extinguido. «A los
servicios de rescate les fue imposible trabajar durante la noche debido a los
ataques. Habrían tenido que iluminar el lugar, lo que habría atraído más
bombardeos», añadió. De entre los escombros se localizaron dos primeros
cadáveres y al cierre de esta edición no se había actualizado el número de
bajas. A solo ocho kilómetros, Gaidai informaba también el domingo del derribo
por fuego ruso de un edificio de dos plantas en Shypylivka, en cuyas ruinas
quedaron atrapados once vecinos.
El terror en Lugansk
redoblaba el sentido del mensaje grabado que el presidente de Ucrania,
Volodimir Zelenski, difundía con motivo de la efeméride que se recuerda hoy.
«Este año decimos ‘Nunca más’ de manera diferente (…) Suena doloroso, cruel.
Nuestro país, junto con todo el mundo civilizado, conmemora a todos los que
murieron durante la Segunda Guerra Mundial: millones de vidas perdidas,
destinos mutilados, almas torturadas y millones de razones para decir al mal:
‘Nunca más’.
Lo ocurrido en la
escuela de Bilogorivka se solapa con las agónicas noticias que llegan desde
Mariúpol y el último reducto en la ciudad de resistencia ucraniana, el de los
militares que permanecen en la acería de Azovstal de la que el sábado fueron
evacuados todos los ancianos, mujeres y niños. En un vídeo, Ilya Samoilenko,
oficial Inteligencia y combatiente del Regimiento Azov que defiende aún la
oposición, explicó ayer que su única opción aceptable es luchar, y que aún tienen
alimentos y armas, aunque no las que quisieran.
Fuente: abc.es