El Ruxotinilib y el Siltuximab,
diseñados para otras patologías, podrán aplicarse a pacientes graves que no
responden a otros tratamientos tras tener resultados preliminares positivos en
Italia
La Agencia Española del Medicamento ha
admitido el uso de dos productos ya existentes como remedio de último recurso
para pacientes de COVID-19. Se trata de dos moléculas diseñadas para tratar
enfermedades raras denominadas Ruxotinilib y Siltuximab.
La Agencia ha añadido estos dos
fármacos para "uso compasivo" lo que significa que se permite
administrarlos antes de obtener una autorización completa para los enfermos que
no responden a otro tratamiento y cuya vida está en peligro por la infección.
Un último recurso.
En una enfermedad como la COVID-19,
que tiene una existencia de meses, "no existen evidencias que permitan
recomendar un tratamiento específico", como indica Sanidad. La búsqueda se
está llevando a cabo por todo un espectro de medicinas: antivirales,
antiinflamatorios, supresores del sistema inmune...
Al igual que otras medicinas que han
saltado a la palestra como la hidroxicloroquina, estos dos fármacos se
diseñaron, autorizaron y prescriben actualmente para otras enfermedades. Sin
embargo, han sido utilizados experimentalmente en Italia en enfermos graves
infectados con el SARS-Cov-2 y han mostrado resultados positivos. De ahí que,
ahora, si los médicos consideran oportuno, puede recurrirse a ellos en España.
El Ruxotinilib es una sustancia
indicada para enfermos de mielofibrosis y policitemia a los que se les agranda
el bazo. Ambas patologías están relacionadas con una alteración de la médula
ósea. La primera impide que se produzca la cantidad normal de células
sanguíneas y la segunda implica que se crean demasiados glóbulos rojos (que
espesan en exceso la sangre).
Utilizado en el hospital de Livorno
(Italia), se aplicó a pacientes con un cuadro grave que iban encaminados hacia
su ingreso en la UCI y la necesidad de respiración asistida. Ocho enfermos
frenaron esa evolución y no tuvieron que pasar a cuidados intensivos. Se trata
de un grupo minúsculo, por lo que es preciso ampliar los estudios sobre
Ruxotinilib, que es propiedad de la farmacéutica Novartis y se comercializa con
el nombre Jakavi.
La otra molécula, el Siltuximab, se ha
utilizado en pacientes graves de COVID-19 y está en un ensayo clínico
desarrollado en el hospital Papa Juan XXIII de Bérgamo (ciudad especialmente
golpeada por la pandemia). Este fármaco está autorizado para tratar la
enfermedad de Castleman multicéntrica (un trastorno poco frecuente que
involucra el crecimiento excesivo de las células de los ganglios linfáticos).
El ensayo incluye a 25 pacientes con
complicaciones respiratorias graves, de los que el 76% estabilizaron su
condición o mejoraron, según los datos preliminares. La idea de recurrir a este
producto se basa en que previene la respuesta sobredimensionada del sistema
inmune que, según las primeras evidencias, está detrás de los casos más graves
de neumonía en enfermos de COVID-19. La llamada tormenta de citoquinas. Si este
medicamento confirma sus efectos, permitiría dar tiempo a los pacientes para
recobrar la función pulmonar e ir abandonando las unidades de cuidados
intensivos.
Fuente: eldiario.es