El 29 de noviembre del presente año será el último día que los empleados de la Agencia de Seguridad Nacional podrán acceder a parte de los metadatos que la agencia lleva años recopilando. En virtud de la legislación aprobada el pasado verano en Estados Unidos de América. Sólo los técnicos podrán acceder con posterioridad hasta febrero, cuando dicha información deberá ser borrada.
No
serán todos los metadatos (fragmentos de información, por ejemplo, la fecha de
realización de una llamada) que ha ido recopilando los que terminarán borrados,
pero si una gran cantidad de los mismos que, además, en su inmensa mayoría ni
siquiera han sido analizados sino que simplemente están almacenados a la espera
de que en algún momento tengan relevancia para alguna posible investigación.
Se trata de millones de conversaciones telefónicas que durante años han sido monitorizadas por la NSA y cuyos metadatos quedarán borrados excepto aquellos que en la actualidad se estén empleando como parte de investigaciones en curso. Lo que pasará a ser eliminado es todo aquello que simplemente sea información captada y almacenada a la que no se le ha dado más uso que estar disponible “por si acaso”.
La
legislación que se consiguió aprobar hace ahora un año respondía a la petición
de las asociaciones de defensa de los derechos civiles que solicitaba que
cesase esa “costumbre” de registrar información de llamadas telefónicas de
forma indiscriminada, almacenando además los datos correspondientes a las
mismas.
Aún queda margen para la pérdida de la privacidad en las comunicaciones, al menos se ha reducido notablemente la acción de la NSA, o eso parece.
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Fuente:
The Inquirer