La crisis energética deja en evidencia las insuficientes interconexiones de España con el resto del continente, gracias a la falta de iniciativa europea.
España tiene aquello que Europa necesita con urgencia
La crisis energética
ha demostrado que la infraestructura necesaria para poder trasvasar el gas
entre Estados miembros, ante las crecientes dudas sobre el suministro ruso, no
está operativa. La relevante deficiencia es especialmente hiriente en el caso español,
pues hace casi una década, cuando se acordaron las líneas maestras del proyecto
del ducto llamado Midcat, que luego se abandonó, y que originariamente iba
a atravesar la cordillera que separa Francia y España por debajo y que ahora
mismo, a lo mejor, algunos pocos se arrepienten de haber tomado aquella
decisión y otros muchos lamentan que no se terminase el Midcat.
De lo cual se quejan
desde Bruselas, hasta Berlín, pasando por Madrid y París, además de otras capitales del centro y el este de Europa, que
podrían hoy jugar una carta distinta a la de Rusia para asegurar el normal
funcionamiento de su industria, su sistema eléctrico y sus calefacciones.
“De haber salido
adelante, habría cambiado mucho la película: España podría utilizar su
capacidad excedentaria de importación y regasificación, que es mucha, para
hacer llegar el gas a Francia y el resto de la UE”, enfatiza Gonzalo Escribano,
investigador del Real Instituto Elcano.
Por un lado, se piden
dejar de importar combustible de Rusia como represalia por una invasión, la de
Ucrania, que viola un buen número de preceptos del derecho internacional. Por
otro, Putin tiene la potestad de cerrar el grifo del gas a su antojo, que sería
como pegarse un tiro en el pie, justo cuando más necesita divisas para la
campaña bélica y para compensar el golpe de las sanciones.
En ambos casos, sin
embargo, Europa cuenta con pocas alternativas reales de abastecimiento: todos
los huevos de la cesta estaban puestos en reforzar las conexiones con Rusia (a
través del gasoducto Nord Stream 2) que parece ha salido rana y ninguno en el
sur.
Presión para acelerar
el Midcat
Pese a las reiteradas
negativas de los Gobiernos español y francés, escudándose en su alto coste y
baja rentabilidad futura, son varias las voces que han pedido en los últimos
días rescatar el proyecto del cajón del olvido para doblar la capacidad de
interconexión entre ambos países con un nuevo tubo bajo el Pirineo catalán.
“Para tener la menor dependencia de Rusia es importantísimo reactivar el
proyecto acordado en 2013″, manifiesta Josep Sánchez Llibre, presidente de la
patronal catalana Foment del Treball, en referencia a la semilla sin fruto del
Midcat. Aquella obra, de la que se llegaron a iniciar los trabajos para
enterrar tramos de tubo, acabó en agua de borrajas después que los reguladores
español y francés la dejasen caer hace tres años, cuando ya había sido
rebautizada como Step (South Transit East Pyrenees).
Fuente: El Pais.com