6 de marzo de 2022

ENERGIA. ¿La alternativa europea al gas ruso pasa por los Pirineos?

 La crisis energética deja en evidencia las insuficientes interconexiones de España con el resto del continente, gracias a la falta de iniciativa europea.

                                                             España tiene aquello  que Europa necesita con urgencia

Como es una potente red de plantas capaces de regasificar el gas natural licuado (GNL) que llega por barco de terceros países, de Estados Unidos a Qatar pasando por Nigeria o Trinidad y Tobago, y que es fundamental para sustituir lo que hoy compra a Rusia. Pero la débil infraestructura de transporte hacia Francia y el resto del continente la convierten en poco menos que la isla del tesoro al que nadie puede llegar puesto que el plan de la Comisión Europea de hacer de España un enorme punto de recepción y regasificación para su posterior distribución al resto de la UE tiene un cuello de botella en los Pirineos.

La crisis energética ha demostrado que la infraestructura necesaria para poder trasvasar el gas entre Estados miembros, ante las crecientes dudas sobre el suministro ruso, no está operativa. La relevante deficiencia es especialmente hiriente en el caso español, pues hace casi una década, cuando se acordaron las líneas maestras del proyecto del ducto llamado Midcat, que luego se abandonó, y que originariamente iba a atravesar la cordillera que separa Francia y España por debajo y que ahora mismo, a lo mejor, algunos pocos se arrepienten de haber tomado aquella decisión y otros muchos lamentan que no se terminase el Midcat.

De lo cual se quejan desde Bruselas, hasta Berlín, pasando por Madrid y París, además de otras  capitales del centro y el este de Europa, que podrían hoy jugar una carta distinta a la de Rusia para asegurar el normal funcionamiento de su industria, su sistema eléctrico y sus calefacciones.

  “La capacidad de interconexión es limitada en algunas áreas, notablemente entre España y Francia, lo que limita el uso de la capacidad de regasificación de España para llevarlo a otros países”, corroboran los técnicos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en un informe presentado este jueves. “La mayor capacidad de importación de GNL está en España, pero su conexión con el resto de la red europea es limitada”, reconoce, en el mismo sentido, el servicio de documentación y análisis del Parlamento Europeo en otro estudio reciente.
   España consume algo más de 30 millardos de metros cúbicos (bcm) de gas natural al año y puede importar y regasificar casi 60. Descontando la garantía de suministro hacia Portugal ―que cuenta con una sola regasificadora, frente a las seis de su vecino ibérico—, se podrían enviar más de 20 bcm al resto de Europa. El problema es que los dos ductos que atraviesan ahora Pirineos (Irún y Larrau) únicamente permiten pasar, a su máximo rendimiento, la tercera parte de esa cantidad. El resto, por más que pudiera llegar a España, no podría salir hacia el resto del continente.

“De haber salido adelante, habría cambiado mucho la película: España podría utilizar su capacidad excedentaria de importación y regasificación, que es mucha, para hacer llegar el gas a Francia y el resto de la UE”, enfatiza Gonzalo Escribano, investigador del Real Instituto Elcano.

Por un lado, se piden dejar de importar combustible de Rusia como represalia por una invasión, la de Ucrania, que viola un buen número de preceptos del derecho internacional. Por otro, Putin tiene la potestad de cerrar el grifo del gas a su antojo, que sería como pegarse un tiro en el pie, justo cuando más necesita divisas para la campaña bélica y para compensar el golpe de las sanciones.

En ambos casos, sin embargo, Europa cuenta con pocas alternativas reales de abastecimiento: todos los huevos de la cesta estaban puestos en reforzar las conexiones con Rusia (a través del gasoducto Nord Stream 2) que parece ha salido rana y ninguno en el sur.

Presión para acelerar el Midcat

Pese a las reiteradas negativas de los Gobiernos español y francés, escudándose en su alto coste y baja rentabilidad futura, son varias las voces que han pedido en los últimos días rescatar el proyecto del cajón del olvido para doblar la capacidad de interconexión entre ambos países con un nuevo tubo bajo el Pirineo catalán. “Para tener la menor dependencia de Rusia es importantísimo reactivar el proyecto acordado en 2013″, manifiesta Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal catalana Foment del Treball, en referencia a la semilla sin fruto del Midcat. Aquella obra, de la que se llegaron a iniciar los trabajos para enterrar tramos de tubo, acabó en agua de borrajas después que los reguladores español y francés la dejasen caer hace tres años, cuando ya había sido rebautizada como Step (South Transit East Pyrenees).

Fuente: El Pais.com