18 países ricos y 17 países de
ingresos medios albergan algún punto de fabricación de las vacunas de
Oxford/AstraZeneca, Pfizer-BioNTech, Janssen, Moderna, Sinovac, Sinopharm y
Sputnik V, según un análisis basado en datos de la Universidad Duke. Se
necesitan 11.000 millones de dosis para vacunar al 70% de la población mundial.
La
producción de las principales vacunas contra el coronavirus se concentra
actualmente en 35 países, la mayoría de ellos ricos, según el análisis de
elDiario.es basado en los datos recopilados por el Centro de Innovación en Salud
Global de la Universidad Duke.
En todos
ellos hay instalaciones que participan en algún punto de la producción de las
fórmulas de Oxford/AstraZeneca, Pfizer-BioNTech, Janssen (Johnson and Johnson),
Moderna, Sinovac y Sinopharm-Beijing, las vacunas que han recibido el visto
bueno de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como la del Instituto
Gamaleya (Sputnik V), que se está revisando en la UE y ha recibido autorización
de emergencia en decenas de países.
Además, en
el 39% del total de acuerdos, las vacunas se venderán principal o exclusivamente
en el país donde el fabricante tiene su sede, algo que, según su análisis,
parece ser más común en los países de ingresos medianos altos.
Se
necesitan 11.000 millones de dosis
Se calcula
que, en condiciones normales, el mundo suele disponer de unos 3.500 millones de
dosis de vacunas al año y si se añade la gripe, la cifra se eleva a unos 5.000
millones.
El Centro
de Innovación en Salud Global de Duke hace una suma de las proyecciones de los
desarrolladores de vacunas, según la cual podrían producirse más de 12.000
millones de dosis. Pero estos datos, insisten, pueden incluir supuestos
optimistas.
Lo
producido se reparte de manera muy desigual
La
distribución de las vacunas que se han producido hasta ahora sigue estando
marcada por una enorme desigualdad. Hasta la fecha, se calcula que se han
administrado 2.048 millones de dosis en el mundo. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que más del 75% de todas las vacunas se han puesto en solo
10 países. Un porcentaje extremadamente pequeño se ha administrado en los países
empobrecidos.
La OMS ha
abogado por lo que denomina “transferencia tecnológica coordinada” a través de
su plataforma C-TAP, un repositorio para que las empresas compartan su
conocimiento técnico y sus datos con otros productores, promoviendo un modelo
de ciencia abierta, en el que las licencias (la autorización para usar las
patentes) se concedan de forma no exclusiva para aprovechar la mayor capacidad
de fabricación posible. Pero hasta la fecha, desde que se creó hace un año, ningún
fabricante de vacunas ha contribuido.
Este
sistema, dice la OMS, es más transparente que los acuerdos bilaterales como el
sellado, por ejemplo, entre AstraZeneca y el Serum Institute. Asimismo, la
agencia ha defendido la suspensión temporal de las protecciones de propiedad
intelectual, entre ellos las patentes, como han propuesto varios países
liderados por India y Sudáfrica en la Organización Mundial del Comercio,
sugiriendo que ello podría facilitar la ampliación de la fabricación y usar
capacidad desaprovechada. De momento, pese al apoyo de EEUU a negociar la
medida, un grupo de países, muchos de ellos con industrias farmacéuticas y
biotecnológicas importantes, continúan negándose.
Muchas
voces partidarias dicen que la medida tendría que formar un paquete más amplio
para impulsar la fabricación, y exigen que venga acompañada de transferencia de
tecnología y una inversión masiva en capacidad de producción, ya que podría
hacer falta modernizar y construir fábricas, y producir más materias primas o
ingredientes básicos, y otros elementos necesarios, como los viales o las
jeringuillas.
Fuente: El Diario.es