Para comparar dos procesadores ya no sirve mirar un número. Ni
la frecuencia ni la cantidad de núcleos nos dan una idea certera de qué es
mejor o no. Pero centrándose en el enfoque de cada procesador es posible dar
con el mejor para nuestras necesidades.
Uno de los recién llegados, por ejemplo, es el Core M de Intel. Es una familia de procesadores que se estrenó a finales del año pasado con la generación Broadwell (la generación actual de procesadores Intel).
Core M es un procesador específicamente pensado para máquinas
muy ligeras y delgadas como el último Macbook o los Yoga 3 Pro de Lenovo .
Estos procesadores no son muy potentes, pero consumen muy poco. Están pensados
para ordenadores y tabletas en los que el peso o el grosor son factores clave,
de ahí que los veamos sobre todo en máquinas capaces de transformarse en
tabletas. Una de las ventajas es que no necesitan ventiladores para disipar el
calor. Los equipos pueden ser completamente silenciosos.
¿Qué se puede esperar de ellos?
- La
mayoría de tareas que hoy en día se hacen con un PC se pueden hacer sin
problemas con un Core M.
Navegar por la web, editar vídeo o fotografías personales, tareas de
ofimática... El rendimiento en juegos y aplicaciones 3D, sin embargo, va a
resentirse. Suele utilizarse en equipos que no cuentan con una tarjeta
gráfica dedicada.
- En
términos de potencia, por ejemplo, el nuevo Macbook es equiparable a la
gama Macbook Air de 2012, aunque otros factores, como una pantalla de
mucha mayor resolución, juegan en su contra.
- En
definitiva, es apto para la gran mayoría de usuarios domésticos, pero si
el PC va a usarse para trabajar en tareas de edición fotográfica o de
vídeo con frecuencia, o si se planea usarlo para jugar, no es la elección.