Los revolucionarios anticuerpos monoclonales, que cuestan decenas de miles de euros por paciente, que aplicaron al Presidente Trump durante su proceso infeccioso por la Covid, se perfilan como futuro tratamiento contra el coronavirus en los países ricos.
Esta frase memorable
es de un ganador del Premio Nobel: “La pereza es la madre de la buena ciencia.
La creatividad surge en momentos en los que no tienes nada que hacer”. En uno
de estos descansos de las obligaciones diarias, al científico argentino César
Milstein, autor de la frase, se le ocurrió fusionar una célula de un cáncer
—inmortal y desbocada— con un modesto glóbulo blanco productor de anticuerpos,
las defensas del cuerpo humano. El resultado fue un Frankenstein maravilloso,
una especie de superglóbulo blanco que era capaz de generar proteínas
defensivas sin parar. Milstein y un colega, el alemán Georges Köhler, habían
inventado las fábricas de anticuerpos. En 1984 ganaron por ello el Nobel de
Medicina.
Aquel arrebato de
creatividad es hoy la base de una revolución. Su técnica para obtener
anticuerpos muy específicos —llamados monoclonales— inauguró un nuevo frente en
la guerra contra las enfermedades. Siete de los 10 medicamentos con mayores
ventas el año pasado fueron anticuerpos monoclonales, como el trastuzumab, que
ha aumentado la supervivencia de las personas con tumores de mama muy
agresivos. Y, fracasados hasta la fecha los fármacos experimentales más
prometedores contra el coronavirus, todo el mundo mira ahora a los anticuerpos
monoclonales. El presidente estadounidense, Donald Trump, ya da la batalla por
ganada al superar la covid tras recibir un cóctel experimental de estos anticuerpos.
“Tenemos la cura”, proclamó el 11 de octubre. Así funciona la última gran
esperanza para frenar la pandemia:
El virólogo español
Luis Enjuanes, de 75 años, recuerda perfectamente el día que regresó a España
tras pasar un lustro trabajando en los Institutos Nacionales de la Salud de EE
UU. Aterrizó en Madrid el 1 de abril de 1980, con la nueva tecnología del
argentino César Milstein bajo el brazo. “Yo fui el primero que hizo anticuerpos
monoclonales en España, que yo sepa”, rememora Enjuanes. Hace 40 años los
desarrolló contra el virus de la peste porcina africana y ahora dirige la
participación española en el proyecto europeo MANCO, que busca anticuerpos
monoclonales eficaces contra el nuevo coronavirus.
“Después del primer
trimestre de 2021 se empezarán los ensayos clínicos en humanos, si todo ha ido
a la perfección”, explica Enjuanes, desde el Centro Nacional de Biotecnología
(CSIC), en Madrid. En las próximas semanas llegarán a la capital en avión,
metidos en nieve carbónica, unos anticuerpos monoclonales desarrollados por un
equipo de la Universidad Erasmo de Róterdam (Países Bajos). El grupo de
Enjuanes probará si funcionan en ratones humanizados infectados con el
coronavirus. “Es un proyecto hiperacelerado”, resume el virólogo.
La iniciativa europea,
sin embargo, va con meses de retraso respecto a las dos empresas
estadounidenses que lideran la carrera: Regeneron y Eli Lilly. El fármaco que
probó Trump es un cóctel de dos anticuerpos: uno obtenido de ratones
modificados genéticamente y otro extraído de un paciente. El presidente
estadounidense proclama que ese medicamento experimental de Regeneron es “la
cura” de la covid, pero todavía no se ha demostrado ni su seguridad ni su
eficacia en un gran ensayo. La Universidad de Oxford lo está probando desde
septiembre en 2.000 pacientes.
El éxito no será
fácil ni está garantizado. El 13 de octubre, las autoridades sanitarias de EE
UU suspendieron temporalmente un ensayo en unos 300 pacientes hospitalizados
tratados con bamlanivimab, un anticuerpo monoclonal de Eli Lilly, tras detectar
un posible problema de seguridad que se está investigando. Como ocurre con las
vacunas experimentales contra la covid, los científicos están comprimiendo el
trabajo habitual de más de una década en unos pocos meses. Enjuanes, pese a
todo, es optimista: “Seguro que llegan antes los anticuerpos monoclonales que las
vacunas”.
“Seguro que llegan
antes los anticuerpos monoclonales que las vacunas”, afirma el virólogo Luis
Enjuanes
La viróloga Isabel
Sola, también del CSIC, cree que la demanda de anticuerpos monoclonales será
tan grande que habrá sitio para muchos fabricantes. “Una sola empresa no podrá
abastecer todo el volumen de producto necesario”, advierte Sola. Regeneron
calcula que podría tener dosis para 300.000 personas en los próximos meses,
pero cada día se confirman precisamente 300.000 nuevos casos en el mundo. Los
grupos de riesgo en los países ricos, como los ancianos y las personas obesas,
podrían ser los principales beneficiarios.
La escasez puede
disparar los precios de unos fármacos que ya son extremadamente caros. El
precio anual de un tratamiento con anticuerpos monoclonales para una persona
con cáncer en Estados Unidos ronda los 143.000 dólares, aunque los
desarrollados para enfermedades infecciosas cuestan misteriosamente mucho
menos, unos 30.000 dólares, según un estudio de 2018 de la Universidad de
Pittsburgh. El científico argentino César Milstein, fallecido en 2002, ya
lamentaba en su época esta especulación. “Estoy horrorizado con los precios que
están cobrando por algunos de estos anticuerpos monoclonales dirigidos a
células tumorales. Sé muy bien cuánto cuesta desarrollarlos. Lo que cobran es
indignante”, afirmó en una entrevista incluida en el documental Un fueguito. La
historia de César Milstein (2010).
Fuente: El Pais.com