10 de septiembre de 2019

CIBERPIRATERIA. Los cibercriminales trabajan como una empresa"

El experto alerta de las nuevas fórmulas de ingeniería social para infectar a las organizaciones. "Casi ningún ataque funcionaría si no hubiera un clic detrás", asegura Kalember.
Todo empieza casi siempre con un correo electrónico. En él, un hacker se hace pasar por un cliente interesado en hacer una reserva o insatisfecho con el trato recibido en un restaurante. Adjunto hay un archivo, normalmente un documento de Microsoft Word, que en el momento que es ejecutado infecta la máquina del empleado.
Con este modus operandi, tres miembros de la conocida organización cibercriminal Carbanak lograron robar los datos de las tarjetas de 15 millones de clientes de conocidas cadenas de restaurantes de EEUU, como Chipotle o Taco John's, el año pasado. Lejos de tratarse de un caso aislado, los ataques de phishing -o suplantación de identidad- a través de técnicas de ingeniería social se han convertido en la forma más habitual de penetrar las defensas de una empresa.
"La democratización del cibercrimen permite operar a todos los grupos que "Casi ningún ataque funcionaría si no hubiera una persona detrás que hace clic", explica Ryan Kalember, vicepresidente de Estrategia de Proofpoint, empresa de ciberseguridad empresarial con sede en Sunnyvale (California), en una entrevista con EXPANSIÓN. El diagnóstico de este experto, con casi veinte años de experiencia rastreando ataques informáticos, no invita al optimismo. "Los ingresos de los cibercriminales superan globalmente los 1,5 billones de dólares, el equivalente al Producto Interior Bruto (PIB) de Rusia, y la previsión es que va a seguir creciendo", asegura. "La democratización del cibercrimen permite que surjan grupos que, de otro modo, no podrían operar porque no cuentan con el talento o los recursos", añade.
Talento y recursos son términos utilizados habitualmente en el argot empresarial y no es casual que Kalember los introduzca en la conversación. "Los cibercriminales trabajan cada vez más como una empresa. Tienen clientes, proveedores, empleados e, incluso, publican sus ofertas en LinkedIn. Por contar, cuentan incluso con diferentes filiales especializadas en determinadas industrias".
Carbanak, por ejemplo, contaba hasta la detención de su líder en España en 2018 con una filial, Cobalt, especializada en atacar a instituciones financieras. Cobalt llegó a robar a más de cien entidades bancarias en cuarenta países con un botín que, según fuentes del sector, rondaría los miles de millones de dólares.
COLABORACIÓN
La mayoría de los ataques van dirigidos a robar dinero aunque el lucro económico no siempre es el objetivo prioritario. A veces, es más importante conocer el funcionamiento de la compañía y los hábitos de los empleados. Algunos grupos infectan dispositivos para robar credenciales que luego venden a terceros en la deep web. "La colaboración es un fenómeno natural entre organizaciones cibercriminales, porque pueden especializar sus habilidades: desarrollar malware, robar datos, etc.", explica Kalemberg en un perfecto español.
Nacido en California, este experto en ciberseguridad guarda una estrecha relación con América Latina, concretamente con Uruguay, de donde procede parte de su familia. Este vínculo con el continente latinoamericano, unido a su experiencia laboral en varios de estos países, le hacen un buen conocedor de lo que se cuece en la región.
"En España casi no hay puestos de CSO ni personal para luchar contra los ciberataques"
De allí, asegura, proceden buena parte de los ataques que reciben las corporaciones españolas. "Como cualquier empresa, los cibecriminales también tienen costes. Para lanzar una campaña de phishing tienen que contratar a personas que les redacten los mensajes correctamente en cada idioma. Por eso, muchas de las campañas de phishing que se lanzan en América Latina tienen también objetivos en España, el idioma es un nexo común", señala. Por sectores, los bancos suelen ser los objetivos preferidos por los cibercriminales, ya que muchos cuentan con negocios en la región.
Kalemberg encuentra importantes diferencias en la forma de afrontar las amenazas cibernéticas a uno y otro lado del Atlántico. "El nivel de inversión de las empresas de Estados Unidos es mucho más alto que en Europa, especialmente en sectores como el bancario", afirma este licenciado por la universidad de Stanford. Pero no se trata sólo de dinero, y es que en Europa y en España la ciberseguridad, a juicio del experto, no es una cuestión estratégica para la mayoría de corporaciones. "En España, casi no hay puestos de CSO (Chief Security Officer) ni personal suficiente para luchar contra los ciberataques", concluye.
Fuente: Expansion.com