25 de junio de 2019

FAKE NEWS. ¿Puede Macron vacunar a Europa contra la desinformación?

Francia prepara un plan pionero para crear un 'antivirus contra las noticias falsas' que espera se eleve a nivel europeo.
Macron espera tener un plan nacional contra la desinformación en septiembre. Apenas comienza el nuevo ciclo electoral europeo, pero en su cuenta atrás quedan tan solo dos años de mandato para mostrar al menos los primeros resultados de una misión tan monumental como exprés que se ha echado a la espalda: fabricar una especie de 'antivirus contra las noticias falsas', una suerte de vacuna que mantenga a la sociedad a salvo de contenidos maliciosos, pero sea respetuosa con su privacidad.
¿Cómo hacerlo? Por un lado, con un proyecto de ley de Lucha contra la manipulación de la información, pionera en su especie, que ha abierto un debate inédito hasta la fecha. Por otro lado, con una ardua tarea diplomática no tanto con otros estados como con los gigantes tecnológicos. Dos líneas de acción que vienen a complementarse – y suavizarse– mutuamente, en una misión que Francia ha emprendido casi en solitario, entre críticas y preocupaciones legitimadas, pero con escasas y pobres propuestas alternativas.
"Se trata de cambiar el equilibrio de poder entre esas grandes plataformas y los usuarios: queremos ser una tercera parte neutral", explica Paula Fortezza, parlamentaria de En Marche, en una entrevista con Público en la Asamblea Nacional, en París. La diputada, que está capitaneando el grupo de trabajo de lucha contra la desinformación, aboga por un rol de mediador por parte del Estado francés, para posibilitar un entendimiento entre ciudadanos y los gigantes tecnológicos.
Fase 1: “Macron, poli malo”
El objetivo del aún borrador de ley, que se mantiene bloqueado por el Senado, es dar más poder a los jueces para desmantelar portales que contengan información falsa, las llamadas fake news, durante período electoral. Los candidatos y los partidos políticos podrán denunciar los portales con contenido falso que detecten durante los tres meses previos a unas elecciones.
La ley también permite a la CSA, la agencia nacional de radiodifusión francesa, suspender los canales de televisión "controlados o bajo la influencia de un Estado extranjero" si "difunden deliberadamente información falsa que pueda afectar la sinceridad del escrutinio". Las críticas no tardaron en emerger: la censura y limitación del derecho a informar podían verse en peligro por esta práctica de tintes totalitarios.
La rectificatión que siguió abrió una nueva fase del proyecto: una aproximación diplomática y hasta amistosa, si no con los medios de comunicación, al menos, de momento, con las plataformas de difusión de contenido. El objetivo: proveer a las autoridades francesas de unos conocimientos de las entrañas de estas empresas, para formular recomendaciones concretas y operativas
Fase 2: “diplomacia con gigantes tecnológicos”
Mark Zuckerberg fue el primero. Macron se reunió con el CEO de Facebook a principios de mayo, pistoletazo de salida de una ronda de toma de contacto que seguirá con Twitter y YouTube. Para la industria también supone un salto de eje: ya no pueden tirar pelotas fuera y pasan a asumir un papel cada vez más importante desde el momento original de la redacción de la legislación. Así, el borrador de propuesta de ley se ha flexibilizado, apostando más por la autorregulación y menos por las medidas punitivas.
Las plataformas que difundan contenidos falsos pueden llegar a enfrentarse a pagar hasta al 4% de sus ingresos anuales
Las multas no quedan descartadas, sin embargo. Las plataformas que difundan contenidos falsos pueden llegar a enfrentarse a pagar hasta al 4% de sus ingresos anuales. La estrategia pasa por co-responsabilizar a las empresas. En un símil con el sector financiero, se les harán auditorias regulares para asegurar la transparencia de sus procesos internos para el control de contenidos dañinos y discurso del odio.
Más cuando la difusión de contenido falso se traslada de las redes sociales públicas a la mensajería privada. La tendencia es que, mientras los usuarios son cada vez menos activos en redes sociales como Facebook, las plataformas sofistican sus estructuras y algoritmos en pro de la privacidad en sus chats. La promesa de la intimidad es la única forma de retener al cliente. En Facebook, Instagram y también Whatsapp o Telegram. Y las autoridades públicas no pueden meterse allí, por lo que necesitan la complicidad de los proveedores.
Continuará... en Europa
"Con suerte, este marco regulatorio no será sólo un modelo nacional para Francia, sino que puede funcionar como un marco para la UE en su conjunto en el próximo Parlamento Europeo". Lo dijo Zuckerberg a los periodistas en París tras su encuentro con Macron, y no podía estar más acertado. Con las elecciones europeas del 26 de mayo, el Parlamento Europeo y los estados miembros, incluida España, han dado un empuje a la lucha contra las informaciones falsas. Pero, ¿cuál será el legado pasadas las citas electorales?.
El siguiente paso es construir un marco legal por el que las plataformas esté obligadas a responsabilizarse de esos contenidos maliciosos que se difundan por sus medios. "Necesitamos construir una gobernanza por la que no dependa de su buena voluntad, sino que tengan obligaciones reales procedentes de las autoridades públicas", señala Paula Forteza. A Facebook le ha venido muy bien a nivel de imagen que se le viera proactivo en la lucha contra la desinformación. Pero cuando la tormenta pase, le seguirán necesitando.
El plan es elevar el modelo francés a nivel europeo en un plazo de dos años máximo, para un Internet más transparente, ético y seguro para los usuarios, explica Forteza. "Tenemos que defenderlo [el modelo francés, europeo] a nivel internacional, frente al modelo estadounidense y el chino. Esto va a requerir gobernanza internacional y por tanto, diplomacia", enfatiza Forteza.
Francia ha sido la primera en establecer una hoja de ruta. Donde Europa no tiene competencias suficientes, los estados miembros han de tomar las riendas. Macron espera tener un proyecto listo para septiembre – que, con suerte, como apunta Zuckerberg, establecerá un precedente en la UE. Para que él pueda ahorrarse decir las mismas cosas en la misma reunión preliminar con 27 o 28 jefes de Estado, pero sobre todo para que el marco legal pueda avanzar a una velocidad no tan lenta en comparación a lo que las redes sociales mutan.
Fuente: Publico.es