La compañía SES
Astra, proveedor de servicios de televisión por satélite, ha pedido a las
autoridades españolas que realicen los cambios regulatorios para impulsar las
emisiones y contenidos en ultra alta definición (4K).
Según denuncia Luis Sahún, director general de SES Astra, "los hogares que no dispongan de ancho de banda suficiente nunca podrán disfrutar del 4K", lo que impide el acceso a este tipo de contenidos a los millones de hogares situados en muchas zonas rurales, donde no llega el despliegue de la fibra óptica o el cable.
Ante esa situación,
SES Astra asegura que el "satélite es el medio de difusión ideal"
para responder a esta demanda de televisión en ultra alta definición, ya que
"llega al 100% de los usuarios españoles de manera eficaz y al menor
coste".
Además, Sahún pide
que "las ayudas que se puedan producir durante el proceso del Segundo
Dividendo Digital se apliquen al 100% del territorio de la población, de tal
forma que el usuario pueda escoger de forma libre cualquier tecnología, ya sea
TDT, OTT. IPTV, ADSL o una plataforma satelital". Sobre ese aspecto,
"el coste para los ciudadanos del Segundo Dividendo Digital rondará los
1.000 millones de euros, lo mismo que costó el primero", estimó Sahún.
En un encuentro con
la prensa, los directivos de SES Astra han asegurado que "el satélite es
la plataforma idónea para disfrutar del 4K en su máxima calidad". Así,
argumentan que actualmente existen 8,1 millones de hogares españoles preparados
para recibir la televisión de pago, el 44,3% del total. De todos ellos, la
mayor parte -3,4 millones de residencias- se corresponde con viviendas
construidas desde 1999 en adelante, todas ellas obligadas a disponer de este
tipo de infraestructura por la normativa de Infraestructura Común de
Telecomunicaciones (ICT).
A lo anterior se
suman y solapan tanto los hogares que en algún momento han estado abonados a la
televisión por satélite (4 millones de hogares) y los que actualmente son
suscriptores de esos servicios (1,5 millones).
El 10% de hogares, con TV 4K
Los expertos de SES
Astra apuntan que casi el 10% de los hogares españoles (9,8%, exactamente) ya
dispone de televisores en 4K y cerca del 10% de las familias tiene intención de
adquirir un televisores de estas prestaciones en los 12 próximos meses. Entre
el colectivo que ya puede disfrutar de este tipo de calidad de imagen en sus
hogares, el 38,5% consume contenidos en 4K de Netflix, frente al 34,9% de
YouTube o el 17,1% de TVE 4K. En un segundo escalón aparece Amazon Prime Vide,
que lo consume el 11,5% de los usuarios de 4K, mientras que Vodafone TV, Orange
TV y Bein Connect 4K atrae al 6,2%, 4,8% y 2,5% de la audiencia. El estudio de
Kantar desvela que de los hogares que ya ven contenidos en 4K, un tercio lo
hace de forma diario y dos tercios lo hacen semanalmente.
Los aspectos más
valorados del 4K se refieren a calidad, velocidad y resolución, por la mayoría
de los encuestados, al mismo tiempo que también se valora la experiencia de
visionado y el contenido. El principal aspecto negativo tiene que ver con el
hipotético coste del servicio (39,7%), la falta de interés (8,3%) y el elevado
coste de renovar el televisor (5,3%).
De los datos de la
encuesta realizada por la consultora Kantar TNS se desprende que uno de cada
cuatro hogares españoles se sumará a las emisiones en 4K en 2020, frente al 1
de cada diez actuales. Además, apunta que las ventas de televisores en ultra
alta definición superarán a las SD/HD en el tercer trimestre de este año.
La Ultra Alta
Definición es el más reciente estándar televisivo que se caracteriza por
multiplicar por cuatro la resolución de la Alta Definición, lo que ofrece
"una claridad excepcional, un espectro de color más profundo, rango de
contraste mejorados, velocidades de fotogramas más rápidos (60 fotogramas por
segundo) o un visionado más cómodo (incluso cerca de pantallas grandes)",
según SES Astra. Bajo esos parámetros, "las emisiones en 4K por satélite
duplican la velocidad de refresco respecto a las recibidas a través de
Internet, lo que resulta especialmente valorado en el caso de los eventos
deportivos".
Fuente: El
Economista.es